Vanessa Landete

No, no son fotos mías sugerentes ni mucho menos. En esta entrada voy a relatar algo propio, o más bien, os voy a dar un consejo. Hace algún tiempo, le llevo dando vueltas a algo que os puede ser muy útil para vuestro día a día. ¿Os acordáis cuando salió por primera vez, esa red social de mensajería instantánea llamada WhasApp? Era 2009, y bueno, quien lo tenía por aquella época, era esa persona que disponía de un móvil de última generación. En aquel tiempo en que los móviles táctiles iban haciéndose hueco en el mercado, cuando los Iphones enamoraban a sus usuarios, y cuando, los juegos como el "Snake", "Tetris", y ese de la bola que cogía anillos dorados, pasaban a ser arcaicos. Yo, evidentemente, no lo tenía ningún móvil de última generación. Lo que si tenía en esa época era un "noviete", y el si que tenía WhatsApp. A lo que voy. Un día, estando con mi "noviete", le llegó un mensaje por medio de tan famosa aplicación. y yo, muy hábil, a ...

Siempre he querido hacer una representación gráfica de lo que pienso sobre las tres cosas fundamentales que debe haber en cualquier tipo de relación (amistad, familiar, amorosa, laboral...), que son el amor, el respeto y la confianza.   Amor: no necesariamente ese tipo de amor, que te deja atontado, sino amor hacia esa persona como persona, independientemente de su color de piel, sexo, altura o peso, su religión o su condición sexual. Amor, porque es igual a ti.   Respeto : querer a la otra persona tal y como es, sin querer cambiarla, aceptando sus formas y pensamientos.   Confianza: seguridad que te aporta la otra persona. Sabes que no te va a engañar, ni defraudar, ni mentir. Siempre estará ahí, de una forma u otra. Cuando una de estas tres variables, deja de existir o falla, probablemente los cimientos de cualquier relación tambaleen y hagan que esta se desmorone. Al igual que pasa, cuando en una casa, un muro de carga es destruido o dañado. Puede...

No nos gusta que nos manipulen, que nos maltraten, que se aprovechen y rían de nosotros. No nos gusta que nos griten ni que nos miren con mala cara. No nos gusta que nos tomen por tontos o que crean que no nos damos cuenta de las cosas. Tampoco nos gusta, sentirnos excluidos, odiados, malqueridos, despreciados, humillados o repudiados. Y como no nos gusta, no lo hagamos nosotros. No hagamos sentir a una persona como no nos gustaría sentirnos a nosotros. A veces, lo hacemos sin darnos cuenta, otras veces lo hacemos por odio o envidia. Empaticemos. Hace unos días, conocí a una persona. Esa persona, me explicaba sentimientos reflejados en unas miradas llenas de: reproche, odio y manipulación. Yo le dije: "Hombre.... pues algo habrás hecho". Y con lágrimas en los ojos me dijo: "No he hecho nada, bueno sí". La rabia y la impotencia, era palpable en sus palabras. Entonces fue cuando empezó a contarme: "Un día, sin saber porque, al llegar al trabajo, todos los...

Es curioso, estamos escuchando una canción, de esas que cuentan cosas que alguna vez nos han pasado: "me levanto todas las mañana y veo a mi ángel" "ojala y nunca te hubiera conocido" "eres lo más grande de mi vida" "solo se que saldré adelante y tu no estarás a mi lado". Vamos, de esas canciones que nos da por escuchar cuando estamos "tontorrones". ¿Y qué hacemos luego? nos las amoldamos a nuestra vida personal, las idealizamos, las sentimos, las lloramos, las reímos, en definitiva, nos provocan sentimientos, en ocasiones dulces, a veces amargos. Y que "tontacos" que nos ponemos, cogemos el paquete entero de clines. Pero no contentos con haber llorado ya una porrá, nos ponemos otra canción del estilo, y alaaaaaa.... venga a sonar moquillos. Así es el ser humano. Nos encanta fustigarnos, somos masoquistas ante recuerdos que nos provocan, en gran parte, dolor, un nudo en el estomago que no te deja respirar. Lo peor de tod...