EL TIEMPO
Puede ser que el destino se equivocara de día, mes y año.
Puede ser que se confundiera y me pusiera después, en la vida.
Igualmente crecí escuchando Alaska, subiéndome a las barras
de las discotecas, y haciéndome permanentes con las que se me caía el pelo
quemado.
Sé, que existe una conexión entre todo lo que me rodea y yo.
Hubiera sido otra época, otro año, incluso otro lugar, yo estaría donde estoy ahora.
Quizás sea en los peores momentos, en esos en los que te encuentras solo, te enfadas contigo mismo, reflexionas y piensas en lo que pudo
ser y no fue, o en lo que podía ser y realmente es.
Mi madre diría: “Las cosas son como son, y punto”.
Y yo le diría: “Las cosas son como tú quieres que sean”.
No podemos cambiar los horarios, ni la fecha en el calendario. Seguimos una línea de tiempo que no podemos alterar. El tiempo sí
es como es, y punto, el resto, no.
Recuerdo, un día en el instituto, teníamos un
orientador/psicólogo, se llamaba Jesús (y se seguirá llamando), que en una tutoría quiso darnos una lección muy
valiosa, que nunca olvidaré.
- ¿Cuál es el peor enemigo del hombre? – Preguntó.
Todos contestamos disparidad de cosas: El demonio, un amigo
con el que discutiste, el Rey, el presidente del gobierno, un tornado, un
volcán, no llegar a fin de mes, el Joker…
- No. El enemigo del que yo os hablo, nos afecta a todos sin excepción. Todo lo que habéis dicho, solo afectan a personas concretas, de razas, edades, culturas…. Distintas.
Cuando ya nos faltaban los recursos para contestar al orientador, le preguntamos a él.
Se hizo el silencio.
Él nos miró.
Se dio la vuelta, cogió una tiza, y escribió en la pizarra: EL TIEMPO.
Se hizo el silencio.
Él nos miró.
Se dio la vuelta, cogió una tiza, y escribió en la pizarra: EL TIEMPO.
Entonces, todas nuestras caras eran un poema. Algún “Aaaaaahhhhh”
que otro se escuchaba. Pero no teníamos ni idea de porqué nos hablaba del tiempo
como un enemigo.
Jóvenes e ignorantes, con 12 años, y toda la vida por delante, desconocíamos el verdadero valor del tiempo, porque apenas lo habíamos vivido.
Jóvenes e ignorantes, con 12 años, y toda la vida por delante, desconocíamos el verdadero valor del tiempo, porque apenas lo habíamos vivido.
Ahora con 11 años más, digo: “Que razón tenía Jesús”.
No me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi vida.
Porque seguramente volvería hacerlo todo igual. Pero algunos años después, tengo bien aprendido,
que el tiempo es para aprovecharlo, y no dejarlo escapar. Si no puedes con el
enemigo, únete a él.
¿Cómo te puedes unir al tiempo? Con ORGANIZACIÓN y PLANIFICACIÓN.
Y recuerda, se feliz. Todas las mañanas, pon una sonrisa en
tu boca. Es la mejor forma de empezar muy bien un día, (aunque todos tengamos
días de todos).
=D
Vanesa mía!!!
ResponderEliminarBesitos Emi!
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