SALIR DE DUDAS, NO TE CALLES
Hace ya, muchísimos años, cuando yo pasaba del colegio al instituto, me surgió algo, que quiero compartir con todos vosotros/as, y que alguna que otra lo recordará.
Nos situamos: termina el colegio y, como es normal, cada uno se dispone a disfrutar de sus vacaciones de verano, planeadas lógicamente por sus padres. Unos, nos pasábamos todo el verano en el pueblo, otros, en la parcela, y algún que otro, en la playa. Los que se quedaban en la "capi", hacían quedadas, con los que de igual manera permanecían allí.
Al cabo de los tres intensos y calurosos meses, para los que cumplíamos 12 años, nos espera algo nuevo, una nueva etapa en nuestras vidas. Pasábamos del "cole" al "insti", como los mayores (aunque allí éramos los más pequeños).
En Albacete, el calendario escolar no comienza hasta que está finalizando la Feria, a mediados de Septiembre, más o menos. La Feria es abierta por una cabalgata, y es en este momento, donde comienza mi historia.
Me disponía a ver la cabalgata con mi familia, y de pronto me encontré a una amiga del colegio. Cuando la vi, no pude evitar un efusivo abrazo para saludarla, pero ella no me correspondió de igual manera. Su actitud era fría. Cosa que no llegaba a entender.
Días después, aún siendo Feria, nos citaron a todos los nuevos alumnos, para la asignación de las clases. Éramos una masa de hormonas en explosión, reunidos en el salón de actos, recibiendo charlas del funcionamiento de las instalaciones, presentándonos a tutores y profesores, y entregando horarios. Cuando terminamos la novedosa verborrea, quise saludar a mis viejos compañeros del colegio, y vi que algo no andaba bien. Sus saludos eran tajantes y distantes. Las contestaciones a mis preguntas "¿qué tal el verano?" "¿Dónde habéis estado?"... eran escuetas, secas, sin ilusión, "bien", "con la familia", "vale", "si". Literalmente, me hacían el vacío.
Uuuuuuuhhhhh nena... Que raro...
Al llegar a mi casa y darle veinte mil vueltas al magín (a la cabeza), quise salir de dudas, y llamé a una de mis amigas, para saber que es lo que estaba sucediendo, y porque todo el mundo estaba tan raro.
- Hola... Oye, ¿qué es lo que pasa?
- Que es lo que pasa ¿por qué? - Me contestó
Yo le expliqué con todo detalle lo que estaba sucediendo y no me encajaba. No sabía el por qué de esa actitud hacia mi.
- Pues que "fulanita", nos a dicho de ti, "patatín patatán", "que si esto y lo otro" y "lo de no se que y no se cuantas".
Vamos, que la tal "fulanita", había puesto en contra de mi a todas mis amigas y amigos. ¡¡¡Vaya que sorpresa!!! Que maja la tía.
- Voy a llamarla ahora mismo, y que me explique por qué lo ha hecho - Le dije - Puesto que todo es mentira, más que nada, porque yo no he hablado con nadie en todo el verano.
- No, no la llames,
- ¿Por qué?
- Porque ella está aquí conmigo.
- Dile que se ponga.
- No no, Vanessa, no la líes.
- No la voy a liar, solo quiero que me explique por qué lo ha hecho.
Al final no me quiso poner con ella.
Al día siguiente, yo quedé con todos y cada uno de mis amigos y compañeros metidos en el ajo, para explicarles, que todo lo que había dicho no era cierto. Es más, todo lo que ella estaba divulgando, haciendo un mal gratuito e innecesario, eran cosas que salían de su propia boca, y las interpretaba como si yo las hubiera dicho. FLÍPALAS.
Al final lo solucionamos. Al principio el resto de compañeros le hicieron el vacío a ella, pero al cabo del tiempo, entendimos que esa no era la forma correcta, puesto que "no hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti".
Con el paso del tiempo, esas redecillas, se fueron olvidando.
Y todos tan felices.
Desde aquí, quiero decirle a todos esos jóvenes y no tan jóvenes, que viven experiencias de este tipo, incluso mucho más graves, en las que el maltrato físico y psicológico es evidente, que no lo dejen pasar, que no se callen, que lo cuenten a sus familiares y personas de confianza. No están solos. Todo tiene salida y solución.
Que ningún "fulanito" acabe con la ilusión y ganas de vivir que todos nos merecemos y debemos de tener.
Y sonríe, siempre sonríe.
=D
Nos situamos: termina el colegio y, como es normal, cada uno se dispone a disfrutar de sus vacaciones de verano, planeadas lógicamente por sus padres. Unos, nos pasábamos todo el verano en el pueblo, otros, en la parcela, y algún que otro, en la playa. Los que se quedaban en la "capi", hacían quedadas, con los que de igual manera permanecían allí.
Al cabo de los tres intensos y calurosos meses, para los que cumplíamos 12 años, nos espera algo nuevo, una nueva etapa en nuestras vidas. Pasábamos del "cole" al "insti", como los mayores (aunque allí éramos los más pequeños).
En Albacete, el calendario escolar no comienza hasta que está finalizando la Feria, a mediados de Septiembre, más o menos. La Feria es abierta por una cabalgata, y es en este momento, donde comienza mi historia.
Me disponía a ver la cabalgata con mi familia, y de pronto me encontré a una amiga del colegio. Cuando la vi, no pude evitar un efusivo abrazo para saludarla, pero ella no me correspondió de igual manera. Su actitud era fría. Cosa que no llegaba a entender.
Días después, aún siendo Feria, nos citaron a todos los nuevos alumnos, para la asignación de las clases. Éramos una masa de hormonas en explosión, reunidos en el salón de actos, recibiendo charlas del funcionamiento de las instalaciones, presentándonos a tutores y profesores, y entregando horarios. Cuando terminamos la novedosa verborrea, quise saludar a mis viejos compañeros del colegio, y vi que algo no andaba bien. Sus saludos eran tajantes y distantes. Las contestaciones a mis preguntas "¿qué tal el verano?" "¿Dónde habéis estado?"... eran escuetas, secas, sin ilusión, "bien", "con la familia", "vale", "si". Literalmente, me hacían el vacío.
Uuuuuuuhhhhh nena... Que raro...
Al llegar a mi casa y darle veinte mil vueltas al magín (a la cabeza), quise salir de dudas, y llamé a una de mis amigas, para saber que es lo que estaba sucediendo, y porque todo el mundo estaba tan raro.
- Hola... Oye, ¿qué es lo que pasa?
- Que es lo que pasa ¿por qué? - Me contestó
Yo le expliqué con todo detalle lo que estaba sucediendo y no me encajaba. No sabía el por qué de esa actitud hacia mi.
- Pues que "fulanita", nos a dicho de ti, "patatín patatán", "que si esto y lo otro" y "lo de no se que y no se cuantas".
Vamos, que la tal "fulanita", había puesto en contra de mi a todas mis amigas y amigos. ¡¡¡Vaya que sorpresa!!! Que maja la tía.
- Voy a llamarla ahora mismo, y que me explique por qué lo ha hecho - Le dije - Puesto que todo es mentira, más que nada, porque yo no he hablado con nadie en todo el verano.
- No, no la llames,
- ¿Por qué?
- Porque ella está aquí conmigo.
- Dile que se ponga.
- No no, Vanessa, no la líes.
- No la voy a liar, solo quiero que me explique por qué lo ha hecho.
Al final no me quiso poner con ella.
Al día siguiente, yo quedé con todos y cada uno de mis amigos y compañeros metidos en el ajo, para explicarles, que todo lo que había dicho no era cierto. Es más, todo lo que ella estaba divulgando, haciendo un mal gratuito e innecesario, eran cosas que salían de su propia boca, y las interpretaba como si yo las hubiera dicho. FLÍPALAS.
Al final lo solucionamos. Al principio el resto de compañeros le hicieron el vacío a ella, pero al cabo del tiempo, entendimos que esa no era la forma correcta, puesto que "no hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti".
Con el paso del tiempo, esas redecillas, se fueron olvidando.
Y todos tan felices.
Desde aquí, quiero decirle a todos esos jóvenes y no tan jóvenes, que viven experiencias de este tipo, incluso mucho más graves, en las que el maltrato físico y psicológico es evidente, que no lo dejen pasar, que no se callen, que lo cuenten a sus familiares y personas de confianza. No están solos. Todo tiene salida y solución.
Que ningún "fulanito" acabe con la ilusión y ganas de vivir que todos nos merecemos y debemos de tener.
Y sonríe, siempre sonríe.
=D
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Bullying escolar |
Hay tantos mal entendidos por callarnos. ...prefiero pecar de sincera y quedar como un poco seca y "liarla", antes que digan cosas de mi que no son, muy bien solucionado con tus 12 años.
ResponderEliminarClaro que si. Una de mis leyes de vida es "Todo lo que no digas, no se sabe", "No digas lo que no quieres que se sepa", y "Di todo lo que quieres que se sepa". Blanco y en botella.
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