EL PLACER DE LLORAR
Hoy voy a hablar de esos sentimientos que te revientan, que te dejan hecho
mistos, esos en los que te tiembla la voz cuando consigues hablar, y digo
“consigues hablar” porque realmente hacer algo tan sencillo como encadenar unas
palabras resulta todo un reto, pues el nudo que tienes en la garganta te impide
hacerlo.
En esos momentos en los que no levantas cabeza, solo quieres regocijarte en
tu dolor, escuchando canciones de desamor, viendo los videos más tristes del
mundo, y recordando los momentos más dolorosos actuales en tu vida para llorar
a mares.
Sentirnos así, proviene principalmente de no recibir lo esperado, de tener
una expectativa que nunca es satisfecha. También puede ocurrir que tus mayores
miedos sean expuestos, y utilizados en tu contra, como tener miedo a perder a
alguien, o mismamente que te ocurra algo indeseado con lo que guardes cierta
relación de animadversión.
Sentirnos mal, cobijarnos en nuestro dolor es muy fácil, sentirnos víctimas
y presas de nuestros miedos es mucho más sencillo, pues nos acomodamos en un
sentimiento que conocemos, en el que nos sentimos, aunque parezca que no, a
gusto, y como todo lo desconocido nos da miedo. Tenemos cierta dificultad para salir
de ese sentimiento de confort tan dañino, para llegar a otros nuevos,
diferentes estados de ánimo que nos aportan bienestar.
Pero lo que es realmente difícil es controlar ese dolor, ese tormento,
calvario, angustia, acongoje, pesar, suplicio. Podría decir millones de
sinónimos, pero todo se resume a lo mismo, estar hecho una P. M.
Pero quiero resaltar algo, que a fin de acabo nos aporta placer
(masoquismo).
Pongámonos en situación:
Tú estás tan mal en tu casa, con el moquillo tendido, sollozando
desconsoladamente, pero de repente escuchas aquella canción, esa que te hace
sentir el protagonista de la catástrofe más cruel del mundo, ya bien sea el
desamor más desgarrador del planeta, como esa pérdida tan arraigada hacia tu
persona.
Digamos que es un desamor:
Te imaginas su cara, sus manos cuando te tocan, aquellos momentos en los
que sonreíais, y lloras, y cantas en tu mente la típica letra de “tiritas pa
este corazón partido”, “aléjate de mi amor”, “se fue, se fue, el perfume de sus
cabellos”, “pero me acuerdo de ti y otra vez pierdo la calma”, “me cuesta tanto
olvidarte”, “ni una sola palabra, ni una sola caricia habrá, esto se acaba
aquí, ya no hay forma de decir que no”, “ya no puedo más, otro día más sin
verte”, “quiero ser como tu quiero ser yo la fuerte”…
Bueno, bueno, bueno, y que me dices de las listas de reproducción de
YouTube o Spotify que se titulan “Canciones de amor para llorar”, eso ya es el
paraíso de los moñas.
Oye, pues tienen éxito, ya que son las más reproducidas y las más buscadas.
Sin duda alguna, si alguna vez compones canciones o eres director de cine,
tendrás éxito con el desamor. Fíjate en películas tales como: “El diario de Noa”,
“Titanic”, “Un paseo para recordar” “P.D: Te quiero”...
Como nos encanta regocijarnos en la mierda.
No soy psicóloga, pero supongo que no me alejo mucho de la realidad.
En definitiva, si estás mal, que sea por poco tiempo, porque estar mal cada
rato, te jode el aparato.
Por otra parte:
¡Que viva el masoquismo amoroso!
… pero que viva poco, solo para los 4 minutos que dura una canción.
Sonríe
=D
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